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¿Podría decirnos qué quiso decir Jesús con "los mansos heredarán la tierra"?

La guía: Por "mansos" se entiende todos los que no tienen odio, resentimiento, voluntad propia ni miedo. Podrán ser lo suficientemente comprensivos, amorosos y humildes como para no tener que demostrar que tienen la razón todo el tiempo. Muchas personas pueden carecer del valor para poner esto en práctica, pero por dentro se sienten frustradas cuando no pueden hacerlo.

Ser así es tener un alma muy sana, porque eso significa tener fuerza, poder e independencia. Una persona así vive con la ley divina que trabaja para él o ella, en lugar de nadar contra la corriente de la ley, que luego establece corrientes muy discordantes.

Por otro lado, debe entenderse claramente que la mansedumbre en la forma en que Jesús quiso decir no significa que debas dejar que el yo inferior de tu hermano triunfe. Oh no. El mismo Jesucristo no lo ha hecho. Jesucristo ha luchado muchas veces y, a menudo, con bastante fuerza. Luchar contra el mal en el otro, así como en ti mismo, también incluye ser capaz de aceptar una herida y quizás aprender de ella. Pero no debes permitir que la naturaleza inferior de los demás se aproveche de tu mansedumbre.

Encontrar el rumbo correcto entre estos cursos de acción aparentemente contradictorios no es tan difícil como puede parecer al principio. Ponte a prueba primero en lo que respecta a tu propio ego, quizás a tu orgullo o tu voluntad propia; En ese mismo momento, debes aprender a aceptar humildemente que tu ego te impide ver la verdad.

El espíritu de lucha que surge entonces debe ser refrenado y solo debe permitirse que funcione si el ego puede ser neutralizado. Después de un tiempo, con un desarrollo propio adecuado, se logra la objetividad y el juicio imparcial. Si puedes sentir claramente cómo tu ego está desapareciendo gradualmente, y ya no estás en el centro de tu propio universo, podrás defender un principio correcto y saber cómo luchar de la manera correcta.

Por supuesto, esto no puede suceder siempre que permita que cualquier cosa que lo toque personalmente influya en su curso de acción. Cuando su pequeño ego está en el centro, su juicio siempre está coloreado. Hasta que pueda distinguir claramente si su ego todavía está involucrado y en qué medida, tendrá que realizar algún trabajo en este Camino. Durante bastante tiempo, encontrará que sus reacciones, sus sentimientos y sus puntos de vista, incluso sobre temas bastante generales, a veces están influidos por su propio ego.

No tener más este ego en primer plano es tener la humildad de la que siempre estamos hablando. Esta es la mansedumbre que mencionó Jesús. Esta humildad por sí sola te hará realmente fuerte y te dará el poder de distinguir cuándo quedarte quieto después de una herida o injusticia personal y perdonar en silencio, y cuándo levantarte y luchar contra algo malvado, ya sea que toque tu vida o no. Para llegar tan lejos, tienes que ser un agudo detective de tus sentimientos más ocultos y su verdadera naturaleza; tienes que entrenarte para adquirir la autoobservación más estricta posible.

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